Amor de verano...

30/Junio/2000

¡¡Diariooooooooo!!
Tengo muuuuuuchas cosas que contarte. ¡¡Asi que pon atención!!

Verás, era inicio de vacaciones y Ana y yo nos empezábamos a aburrir, por eso,  nuestros papás nos metieron a un campamento de verano en la Casa de la Cultura. Las cosas iban muy bien, mi mamá nos llevaba y su papá nos recogía y así. En el curso iban niños de todas las edades y por lo mismo nos dividían según la edad, teníamos miedo de que no nos tocara juntas pero por buena suerte, ella todavía estaba en el límite y nos tocó en el mismo grupo.

Pasaron los días y conocimos a una niña que se sentaba a comer con nosotras y a un niño que siempre nos perseguía y nosotras teníamos que escondernos porque se supone que era muy malo. Pero también el destino hizo que conociéramos a un chico muy lindo. Su nombre era Gerardo. A mí me empezó a llamar la atención cuando en el salón cada vez que preguntaban algo o pedían participación, él, siempre salía con un chiste o hacía cosas muy tontas pero divertidas. Con lo que no contaba, era con que a mi amiga, también le gustara.

Las dos empezamos como una especie de rivalidad, a ver a cuál de las dos le hacía caso. Sentía que yo no tenía ninguna oportunidad porque Ana me llevaba cierta ventaja: era de su misma edad, era bonita y era mucho más extrovertida. Pero mi hermana me animó para que no me quedara con las ganas y ver qué sucedía. Recuerdo que un día decidimos enviarle una carta cada una, mi mamá dijo que éramos unas chamacas locas y mi papá le respondió que para el amor no existía edad... Enamorada o no, realmente quería a este chico, así que, a parte de una carta, también le hice un dibujo que demostrara todo lo que me gustaba de él. Ana quiso copiarme la idea, pero como no sabía dibujar, calcó un osito con un corazón.
Al otro día no sabíamos cómo entregárselas, nos ganaban los nervios y por eso dejamos que un amiga de él fuera y se las diera.

Después de eso ocurrió algo increíble. Era viernes, por lo tanto al final del día nos ponían a ver una película. Yo no tenía muchas ganas de verla, por eso me quedé sentada hasta atrás haciendo otras cosas. Igual para poder admirar a Gerardo aunque fuera de lejos. Noté que Ana intentó sentarse cerca de su lado pero él entonces cambió de lugar, Ana se enojó y se fue a platicar con una de las maestras con quien se llevaba. Yo estaba en lo mío cuando sentí que alguien se sentaba junto de mí, era la amiga de Gerardo, a la que le habíamos entregado las cartas, me puse nerviosa, de seguro ya las había leído. Y así fue. Me dijo que le habían gustado pero que para poder andar con una de nosotras teníamos que responder ciertas preguntas por separado. Las dos aceptamos y mientras Ana seguía platicando con la maestra y yo seguía dibujando en  mi banca, ella iba con él a decirle nuestras respuestas. Al final, antes de acabar la película, su amiga nos dijo que él ya había decidido, pero teníamos que esperar hasta el lunes para saber la respuesta.

El día en el campamento terminó y para cuando volvíamos a casa, Ana y yo comentábamos lo que nos había preguntado y lo que habíamos respondido. En eso sentí que realmente tenía la lucha perdida, las respuestas de Ana habían sido muy buenas, sobre todo porque en la pregunta final que nos hizo acerca de cuántos besos le daríamos ella respondió que "Los que él quisiera..." y yo respondí tontamente que "¡Muchos! ¡Millones! ¡Los de todo el mundo!" Lo pensaba y realmente sonaba muy infantil, era claro, no le iba a gustar.

Pero el lunes, todo cambió.

Era el recreo y estábamos jugando. Cuando en eso la amiga de Gerardo se acercó y me llamó, me dijo que la acompañara al Teatro, que ahí él me estaba esperando, creí que se estaba confundiendo, que en realidad a quien buscaba era a Ana, pero cuando llegué y lo ví y él me sonrió y me abrazó y me dijo que yo era la elegida, no pude más que emocionarme como locaaaaaaaaaaaaa ¡Yo era su novia! ¿O sea yo? ¡Sí! ¡Yo! ¡YO! ¡Yooooo! Fue sensacional, rápidamente fui con Ana a contárselo e igual se quedó sorprendida, ¡no se lo podía creer! Igual se enojó por que le dije que a lo mejor la otra niña había confundido las respuestas o no sé, ninguna de las dos estaba completamente segura de que ESO estuviera pasando.

Diaro... ¡Fue la mejor semana que jamás haya vivido! Con él era todo risas, todo aventura, todo diversión. Con sus amigos jugábamos de todo! De todo! Nos escabullíamos a los vestidores del Teatro y con la luz apagada aprovechábamos para darnos besos, algo cortos, porque los demás molestaban encendiendo las luces, no me importaba, todo era super entretenido. Aunque en el fondo me sentía mal, Ana comenzó a distanciarse y llegó un punto en el que ya ni siquiera hablábamos, él me decía que no le hiciera caso, que de seguro seguía molesta porque yo le había ganado y eso me hacía sentir peor, no quería que estuviera enojada conmigo, después de todo era como mi mejor amiga, pero no sabía qué hacer y Gerardo hacía que me olvidara de todo y de todos y que no me preocupara. Sí, era un chico muy especial.

Pero así como fácil viene, fácil se va.

Hubo un día en el que teníamos que hacer una activad, correr por parejas en el menor tiempo posible. Obvio, él y yo nos juntamos. En eso, cuando tocó nuestro turno, tropecé y me caí, pero él no se dio cuenta. Me jaló y me arrastró por todo el campo y yo le decía que parara pero no me hacía caso, creo que incluso corrió más rápido... Lo que me dolió no fue la arrastrada, lo que me dolió fue que no hizo nada por disculparse. Estaba llorando y él se me acercó y dijo "Soy un tonto, lo siento, terminamos" Y se fue quien sabe a donde. No hizo nada más, sólo eso. No se acercó a consolarme o a ver si estaba bien. No me buscó  y no intentó hacerme reír para que se me pasara el dolor. ¡No! Sólo llegó y terminó conmigo. Y aunque pidió disculpas, de nada servía para mí unas palabras sin acciones.

Lo peor del asunto es que unos días después, él empezó a andar con Ana. Me di cuenta que al final no sólo era un tonto, sino ¡¡¡un estúpido!!! Por eso no me sentí mal cuando Ana terminó con él en medio de todo el salón que comenzó a burlarse de él.

Después de eso Ana y yo volvimos a ser amigas. Me dijo que en realidad nunca estuvo molesta conmigo, sino con ese idiota. El tiempo que estuvimos separadas, escuchó que años anteriores ya había hecho lo mismo con otras dos chicas, que por eso dejó de gustarle pero como veía que yo era muy feliz con él, prefería no acercarse.

¿Sabes Diario?
Creo que no estaba enamorada de él, o sea, sí me gustaba y me agradaba pasar el tiempo juntos.
Pero cuando terminamos, a pesar de que lloré, no me sentí mal. Creo que todo el cariño que le tenía se convirtió en enojo y coraje, pero como no suelo guardar rencores, simplemente lo olvidé. Me volví indiferente y al final todo salió bien.


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